Descubre la oferta cultural de Sitges con estas visitas imprescindibles
Sitges no es sólo playas y sol, no es sólo gastronomía, es también cultura: en uno de los rincones más bonitos de esta localidad se concentran tres espacios que tienes que visitar para comprender más acerca de una de las figuras más interesantes de la cultura catalana, Santiago Rusiñol, y para descubrir estilos pictóricos que nacieron en Sitges, a la orilla del mediterráneo, y que quisieron captar su luz y sus gentes. Si tienes una alma curiosa por saber cómo los demás ven el mundo, hay tres sitios que te recomiendo que veas en Sitges:
Museu del Cau Ferrat
Este museo dedica sus salas a las colecciones del pintor catalán Santiago Rusiñol. El edificio lo componen varias casas de pescadores que Rusiñol adquirió para crear un taller, donde guardaba las piezas de hierro artesanal que coleccionaba: de ahí su nombre, que podría traducirse como «guarida herrada» si queréis. Heredero de una próspera fábrica textil, un joven Rusiñol decide dedicarse al arte, su gran vocación, y delegar el negocio familiar en su abuelo. En el Cau Ferrat podemos admirar trabajos de diversas etapas de su vida. Vale la pena la visita guiada, podrás ver al hombre a través de su uso del color, de la luz, del detalle. Rusiñol descubre Sitges y decide mudar su taller de Barcelona a aquí en 1893.
Rusiñol sigue la estela de los melancólicos artistas que flotan hasta París, y sus cuadros de esta época nos muestra la crudeza de esa vida bohémia, la insignificancia del hombre en el paisaje urbano que lo diluye. Gamas de colores apagadas para caras apagadas, la enfermedad de sus amigos, la miseria del París de finales del XIX.
A su vuelta a Sitges, Rusiñol se imbuye de mediterráneo y pinta con color, obsesionado por los jardines abandonados, por la decadencia de las mansiones. Ilustra a los personajes más conocidos de la villa, nos los retrata a veces con humor. Colecciona cerámica de toda España que podrás ver en el Museu, colecciona piezas y más piezas de hierro, con ese respeto a la figura del artesano tradicional las forja a mano. La sala que alberga la colección de este metal es casi un templo, busca ese punto sagrado del trabajo del yunque y el martillo. Podrás ver más de 750 piezas, algunas realmente impresionantes.
Rusiñol recupera piedras de las ventanas del antiguo castillo de Sitges, derruido para construir el ayuntamiento, y con ellas forma chimeneas. Se interesa por la historia del pueblo, participa en excavaciones arqueológicas para profundizar en su pasado. Y es él quien promueve que otros artistas catalanes vengan a su Cau Ferrat a ver pinturas (se atribuye a Rusiñol el redescubrimiento de los cuadro de El Greco). Figura clave del modernismo, pone a Sitges en el mapa cultural catalán polarizando hacia aquí a artistas, a coleccionistas, pintores y literatos en sus fiestas modernistas. Para entender Sitges tienes que conocer a Santiago Rusiñol.
Museu Maricel
Recién reformado en 2014, este precioso museo está pegado al Cau Ferrat, de hecho comparten entrada: viendo uno, tienes acceso al otro (10€ la normal, 7€ la reducida). Imprescindible igualmente, no sólo por las colecciones que alberga, sino también por el edificio y las vistas sobre el mar.
El museo Maricel tiene un origen común con el Cau Ferrat: atraído por los trabajos de Rusiñol, el potentado norteamaericano Charles Deering intenta comprarle el taller. Rusiñol rechaza la oferta (si te gusta mi Cau Ferrat hazte uno tú, debió decirle) y Deering en respuesta compra las casas de pescadores aledañas al Cau para hacer su propia colección. Encarga al interesante arquitecto Miguel Utrillo que reforme esas casitas y que empieze una colección de arte, que en gran parte y después de varias peripecias entre Sitges y los Estados Unidos, es la que puedes ver aquí. La familia de Deering cedió el espacio al pintor Ramon Casas, amigo de Rusiñol, y finalmente el museo pasó a manos del Ayuntamiento en 1960. Otro gran coleccionista local cedió igualmente su colección a este museo, el Doctor Pérez Rosales, gracias a quien podemos ver muchas obras de artistas locales.
Ecléctico pero ordenado, el Museo contiene retablos góticos y neoclásicos, obras del románico (impresionantes los pantocrators traídos des de la Vall d’Aran), pinturas, muebles, cerámicas…
Uno de los aspectos que más me gustó y seguramente sólo podrás ver aquí a este nivel de detalle son las pinturas de la escuela luminista, un movimiento que se inicia en Sitges y que se caractiza por un potente uso de la luz, que quiere mostrar ese impacto mediterráneo que domina en lo que era un pueblo pescador. Especialmente interesante en este movimiento el trabajo de Felip Masó y de Arcadi Mas. El propio Rusiñol tiene pinturas luministas, algunos de sus primeros trabajos, siendo aún muy joven, siguen estas líneas.
Otro espacio impresionante en el Museu Maricel es la sala del Mirador, que da al paseo. La que fuera la entrada de un antiguo hospital es hoy una sala totalmente decorada por los frescos del pintor Josep Maria Sert. Una alegoria contra la Guerra que pintó durante la I Guerra Mundial, y terminó antes de que terminara ese conflicto. Podemos ver la famosa escena de los defensores de París yendo al frente del Marne en taxi.
Palau Maricel
Ese edificio tan bonito que ves frente al Museu Maricel es el Palau Maricel, un palacio novecentista precioso, que es sede de muchos de los eventos culturales e institucionales que suceden en Sitges, siendo un símbolo de esta villa catalana. Como en el caso del Museu Maricel, fue un encargo de Deering al arquitecto Utrillo, que lo construyó en el periodo 1910-18. Impresionantes los salones, e imprescindible la terraza. Cuando veas el claustro y las vistas que te ofrece del Museu y del mar no querrás irte. Un momento que se quedará en tu memoria, un rinconcito de Sitges que ya te acompañará siempre…
Si te decides a venir a Sitges, te recomiendo encarecidamente el Hotel Calípolis, gracias al blogtrip que organizó pude visitarlo, alojarme en él y conocer mejor este rinconcito del Garraf que tantos atractivos ofrece.