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Visitando la Reserva de Bosque Nuboso en Monteverde

En tu viaje a Costa Rica querrás reservar seguro unos días para visitar este increíble hábitat. Cerca de la población de Santa Elena, en la cordillera de Tilarán, la Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde ofrece tranquilos y fáciles paseos por un entorno único. La Reserva es un claro ejemplo de bosque nuboso tropical: la abundante lluvia que llega a este lugar que está a 1.440 metros sobre el mar, genera una humedad constante que se filtra desde las ramas de los árboles más altos hasta el suelo, pasando por capas y capas de flora. La vegetación de cien tonos de verde proporciona alimento y refugio a un sinfín de especies. Este ecosistema cuenta con más de 100 especies de mamíferos, 400 especies de pájaros, decenas de miles de especies de insectos, 60 tipos de anfibios (entre ellos, parece que se está recuperando el sapo dorado, extinguido en el resto del país)  y 3.000 tipos de plantas diferentes, incluidos 878 tipos diferentes de epifitas (plantas que crecen sobre los troncos y ramas de otros árboles, sin parasitarlos). Dicen que esta reserva es el lugar del mundo con más orquídeas, con más de 500 especies diferentes.

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Heliconias en Monteverde

Heliconias en Monteverde

Llegar a la Reserva de Bosque Nuboso Monteverde requiere ciertas dosis de paciencia, por que las carreteras que van a este lugar son las temibles «carreteras de lastre» sin asfaltar, a veces con desniveles interesantes. Lo mejor es alquilar un coche o buscar medios de transporte o alojamiento en los anuncios clasificados de Costa Rica. Eso sí: os aseguro que el viaje vale la pena.

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Los visitantes de la Reserva (más de 70.000 al año) se encontrarán con una temperatura media que no llega a 19 grados: imprescindible buen calzado, ropa impermeable (lo de nuboso va en serio) y no fiarse del sol por que el tiempo es bastante cambiante.  La Reserva ofrece un total de 13 kilómetros de caminos muy bien señalizados, en diferentes rutas en las que es fácil seguir un recorrido circular si así se desea. Todos son fáciles, pero disfrutarás más si te gusta caminar. Tuvimos la enorme suerte de que no hubiera demasiada gente cuando fuimos nosotros y hubo muchos tramos en los que andábamos solos, sin oír más que los pájaros, el goteo de agua desde las copas de los árboles, los riachuelos y las pequeñas cascadas que hay en el camino. De vez en cuando, los ruidos de los animales que se esconden en la maleza. Es básico guardar silencio y agudizar el oído para disfrutar de la experiencia.

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colibrí en Monteverde

A la entrada de la Reserva unos bebederos de agua dulce atraen a los colibríes

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Decidimos hacer la ruta circular más amplia, la que forman los senderos Bosque Nuboso, Pantanoso, El Rio y Cuecha, para luego (ya cerca del punto de partida) volver a adentrarnos en la reserva por el sendero Wilson Guindon, que lleva hasta un puente colgante metálico con una vista espectacular, y luego volver a la entrada por el sendero camino. Los más ecologistas podrían pensar que caminar por la reserva no deja de ser una molestia para el entorno: para vuestra tranquilidad os diré que toda el área señalizada supone apenas el 3% de la reserva, a cuyo interior solo tienen acceso científicos y estudiantes.

Mapa de los senderos de la Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde

Mapa de los senderos de la Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde

fáciles caminos en el bosque nuboso

Los caminos están bien señalizados y conservados

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La Reserva tiene de hecho un origen marcadamente conservacionista: nace en 1972, cuando el científico George Powell y su esposa, preocupados por la cercanía de nuevos asentamientos a esta zona de gran riqueza biológica, se unieron a uno de los primeros colonos cuáqueros que vivía aquí, Wilson Guindon. Los cuáqueros, pacifistas como pocos, se instalaron en esta remota área de Costa Rica hartos de los conflictos bélicos en los que se vieron envueltos los Estados Unidos: cuando algunos cuáqueros se negaron a ser reclutados para luchar en Corea, un grupo de ellos llegó hasta aquí (Costa Rica es uno de los pocos países sabios del mundo que no tiene ejército) y se dedicaron a hacer queso y a cultivar. La alianza entre Powell y Guildon recibió el aval y la ayuda del Centro Científico Tropical, que les ayudó poniendo medios  para proteger esta reserva de 4.000 hectáreas de bosque nuboso.

Os querré contar más cosas en este blog sobre Monteverde: excursiones nocturnas, plantaciones de café, algún restaurante y más vídeos. Ya sabes, vuelve pronto 🙂

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Situación en el mapa