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En lancha por el Preguiças: manglares y palmeras

Ese día fue de los más movidos y divertidos de nuestro viaje a Brasil: tal y como descendimos de la avioneta que nos mostró los Lençois Maranhenses desde el aire, salimos pitando a las lanchas que nos llevarían a recorrer el cauce del río Preguiças, desde Barreirinhas a Caburé pasando por los poblados de Mandacaru y Vassouras y por los Pequenos Lençois. Hay mucho que contar, así que lo explicaré en varios posts…

El Preguiças es un caudaloso río para los estándares europeos, para que os hagáis una idea, como el Ebro a la altura de Zaragoza, pero imagino que para lo que son los ríos brasileños será pequeño. Cruza por Barreirinhas, a los pies de la última duna que queda en pleno casco urbano, y llega al mar entre sinuosas curvas, rodeado de manglares y selva, besando también las dunas de los Pequenos Lençois. El recorrido termina prácticamente en el mar, en el poblado de Caburé, desde donde un 4×4 nos llevo a ParnaíbaBarra Grande. Avioneta, lancha y jeep el mismo día.

El primer tramo de nuestro recorrido por el Preguiças nos permite ver como la vida de Barreirinhas, tranquila y apacible, tiene mucho que ver con el río, no solo por la pesca, sino también por el ocio…

Hay un interés botánico enorme en esta zona, que dispone de uno de los manglares más grandes del mundo (allí aseguran que es el mayor). Manglares rojos y blancos que se levantan sobre las aguas como impulsados por ese entramado de finos troncos, dando refugio a peces y camarones. Es impresionante ver cómo los manglares lanzan desde las alturas finos troncos hacia el agua, buscando nuevos puntos de apoyo que les permitan ganar superficie. Las semillas, nos cuentan, están específicamente diseñadas para clavarse en el lodo del fondo del río, y germinar desde allí hacia la superficie de las turbias aguas llenas de vida…

El paseo en lancha es también una muy buena oportunidad para observar algunos de los muchos tipos de palmeras que crecen en el nordeste brasileño, cada una con una serie de aplicaciones muy interesantes:

  • Coqueiro: la palmera que da cocos
  • Carnaúba: sus hojas, que parecen estallidos de fuegos artificiales, se dejan secar y se reducen a polvo. Ese polvo convenientemente tratado se convierte en cera, para proteger y abrillantas superficies, y también en un material más resistente, parecido al vinilo. Muchos de los discos brasileños se fabricaron a partir de esta resina de carnauva, que mejor que escuchar música tropical que desde un producto de la palmera, ¿no?

Factoría para el tratamiento de la carnaúba en el Preguiças

A las carnaúbas explotadas les dejan unas cuantas hojas para que se regeneren

  • Balaçar: sus cocos son comestibles y se usan también para la producción de aceites y jabones.
  • Imperial: un llamativo tronco liso y abulbado, muy elegante, utilizada como decoración en muchas ciudades, produce un fruto de color rojo.
  • Dendé: produce aceite, muy utilizado en platos tradicionales brasileros y también en la producción de biocombustible.

  • Tucum: tiene como parásito una larva que endulza sus frutos.
  • Açaí: de sus frutos se obtiene una bebida con muchísimas propiedades, de aspecto oscuro, denso, pero riquísimo y muy saludable y energético.
  • Burití: una de las más usadas, con sus hojas se construyen techumbres, se hace artesanía con sus fibras y su fruto es comestible

Frutos de burití entre manglares.

 

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