Lençois maranheses, un paisaje blanco y turquesa inolvidable
De Sao Luis de Maranhao salimos en un 4×4 en sentido este hasta Barreirinhas, lugar en el que estuvimos dos intensos días en los que vimos uno de los paisajes más especiales que haya podido disfrutar: los lençois maranhenses.
A pocos kilómetros del pueblo se haya una formación de dunas de un blanco impoluto y brillante que corren en paralelo a la costa atlántica. Es como trasladar un pedazo del Sáhara a Brasil. De hecho, si pudiéramos encajar África y Sudamérica, los Lençois Maranhenses serían una continuación de las arenas saharianas. Pero lo que hace de este lugar un paisaje único es que entre las blancas dunas hay lagunas de agua dulce, de colores vivos, algunas de un azul profundo, otras de un verde turquesa espectacular. Uno puede darse un baño en estas limpias aguas, nadando tranquilamente en medio de un desierto arenoso.
Los lençois maranhenses tienen tantas lagunas que ni siquiera se han llegado a contar. Pude ver una foto tomada desde un satélite, donde se aprecia esa cadencia mágica de duna, agua, duna, agua, dunas a cada cual más serpenteante, brillante y ondulada, agua transparente, cristalina, de un azul radiante. Mira cómo se ve en Google Earth…
Caminar sobre las dunas es sencillo: son compactas, duras, se supone que por la acumulación de su humedad en el interior. Las subidas son así apenas cansadas, y las bajadas muy divertidas: al descender de una duna al agua uno se hunde hasta la pantorrilla en arena tan blanca y fina que da la sensación de estar caminando sobre un enorme pastel bañado en azucar glass.
Estuvimos una tarde entera paseando entre dunas y lagunas, bañándonos en las que mejor nos parecían. Nuestro hábil guía supo leer enseguida las intenciones del numeroso grupo con el que compartimos el camión 4×4 que nos llevó hasta las dunas, para proponernos un recorrido alternativo: solitos, en esas maravillosas lagunas, viendo las nubes pasar, disfrutando del silencio sin nada mejor que hacer que descansar, disfrutar de este rincón de la naturaleza, maravillarnos con la experiencia y esperar un atardecer precioso en un paisaje: