Ribeira, la costa norte de Salvador de Bahía
Si Barra es el extremo sur de Salvador de Bahía, Ribeira es el extremo norte. Se trata de un barrio costero, con barcas de pesca varadas en la arena, playas agradables y buenos y baratos lugares donde comer pescado fresco. Casas mucho más sencillas que las que podrás ver en el centro o en Barra, se trata de un barrio mucho más humilde.
Llegar es sencillo, hay autobuses que salen desde la Praça Cayru (enfrende del Mercado Modelo, en Baixa) que te llevarán directamente. Por cierto, un detalle sobre los autobuses: se entra por la puerta trasera, donde un cobrador y un torno controlan el acceso. Considerando la mampara que separa el torno y al cobrador del resto del pasaje, lo estrecho del torno y el volumen del trasero de los pasajeros suelen producirse situaciones cómicas (una señora que no cabe, una falda que el torno levanta, las creativas excusas para intentar pasar sin pagar…). La cuestión es que el trayecto te va a demostrar enseguida que no te diriges precisamente a la zona más acomodada de la ciudad: veras los centros comerciales de Atacados (mayoristas) y escenas no muy turísticas en días festivos, donde los indigentes se acomodan y se buscan la vida como pueden.
En todo caso, en Ribeira verás playas que no están nada mal, restaurantes a pie de playa con buenos precios y muchas posibilidades en cuanto a pescado (en restaurantes o en pequeños puestecitos donde lo fríen en abundante aceite de palma, allá tú y tu colesterol). Nos dio la impresión de que aquí luce la vida más popular y quizás más genuina del bahiano de a pié. Bien vale unas horas de paseo. Nosotros fuimos hasta la última parada del autobús para luego ir recorriendo la línea de playa, por la Avenida Beira Mar, que te mostrará la Praia do Bugaro y te acerca hasta la Basílica Nosso Senhor do Bonfim, de la que hablaremos en el próximo post.
Tuvimos la ocasión de conocer a todo un personaje implicado en la vida social y cultural del barrio, don Moyses Cafezeiro, un señor que hizo gala de la hospitalidad bahíana: estaba yo fotografiando la fachada de su casa, que me pareció muy bonita, y se asomó a la ventana para invitarnos a pasar y tomar unas cervezas con su familia. Tras la sorpresa inicial, resultó un momento de lo más agradable, ya que Moyses ha sido un gran viajero, ha podido recorrer mucho mundo trabajando precisamente en la promoción turística de Salvador de Bahía. En la Avenida Beira Mar, Moyses estaba ya a punto de inaugurar un precioso y acogedor local que nos mostró, se llamará Latino de Maré. Si pasas por allí, no olvides saludarlo de mi parte, te caerá bien.
Moyses nos opuso los dientes largos explicándonos las maravillas de Salvador de Bahía que nosotros no tendríamos ya tiempo de ver, pues al día siguiente salíamos para Lençois. Me quedé con muchas ganas de ver la isla de Itaparica, enfrente de su casa… La próxima vez será, así hay excusa para volver a esta ciudad.