Pelourinho, el centro histórico de Salvador de Bahía
El barrio más antiguo de Salvador de Bahía y el que seguramente se ha constituido como símbolo de la ciudad se llama Pelourinho, diminutivo de la columna de piedra donde se castigaba a los esclavos rebeldes y a los criminales. Los morbosillos han de saber que la columna fue retirada de la zona en 1835.
Sus primeras construcciones datan de 1549, cuando el primer gobernador general de Brasil manda construir una ciudad fortaleza capaz de defender los intereses de Portugal en la zona. La zona fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en los 80, y fue restaurada por completo durante los 90.
Un paseo por las empedradas y empinadas cuestas del Pelourinho nos deja ver un buen número de asociaciones culturales, de museos, de instituciones relacionadas con la música y las artes. Llaman la atención las coloreadas fachadas de los edificios, destacando el suave azul de la Fundaçao Casa de Jorge Amado o el suave crema del vecino Museo de la ciudad, ambos en el inclinado Largo do Pelorinho. En el mismo largo, destacan las azules torres de la Igreja Nossa Señora do Rosario dos Pretos, construida por esclavos y negros libres, que supieron sumar el candomblé al catolicismo.
El Pelo es pequeño, puede recorrerse en una horita paseando despacio. Empezando en el Largo do Pelourinho, la calle Alfredo Brito nos deja enseguida en la plaza Terreiro de Jesús, presidida por la Catedral Basílica, de estilo barroco luso-brasilero y que ostenta en la fachada a los tres santos jesuitas.
Terreiro de Jesús está ya conectado con la Plaça da Sé. Allí podemos ver entre otras cosas el monumento a Zumbi de los Palmares, uno de los mayores representantes de la resistencia negra a la esclavitud, que logró escapar y fundar el Quilombo de los Palmares. Se llamaban Quilombos los poblados formados por esclavos huidos de las Fazendas, escondidos en la frondosa vegetación.
Al final de esta plaza, frente al Palácio do Rio Branco de estilo neoclásico afrancesado, está el elevador Lacerda (el más alto elevador público de Brasil), que desciende 72 metros para dejarnos enfrente del Mercado Modelo, ya en la Cidade Baixa.
En esta ruta iremos encontrando un buen número de iglesias, se diría que hay una en cada esquina. La más impresionante, la Igreja e Convento de Sao Francisco, merece un post aparte.
Como en todo lugar de concentración turística, abundan las tiendas de souvenirs, quienes se buscan la vida con muestras de artesanía, señoras vestidas de bahianas que insisten en hacerse fotos contigo previa aportación de tu cartera a favor de la cultura local y los que te “regalan” cintas del Señor do Bonfim que anudan en tu brazo tres veces, una por cada deseo que pides, bendición que irá acompañada de un extenso repertorio de venta… En todo caso, policías en cada esquina del Pelourinho quitarán el miedo a quienes hayan oído que este es un país no exento de peligros.