Los Moai de Isla de Pascua
Si hay algo especialmente distintivo de Rapa Nui, o Isla de Pascua, son esos colosos de piedra que se llaman Moai. Rodeados de misterio y con mucho aún por descubrir, estas estatuas representan a los antepasados más venerables de los rapa nui. Como explicaba Leo en el anterior post, las familias Rapa Nui dedicaban Moais a los antepasados con más mana que se lo hubieran merecido.
Lo primero que hay que decir de los Moai es que hay que protegerlos: son herencia de una cultura que lucha por sobrevivir, son sagrados y son frágiles. Por eso tanto en los vuelos de LAN como en la Isla no se cansan de repetir que no hay que tocarlos. Y como visitante uno no puede más que avergonzarse al leer que tras el eclipse hubo varios arrestados por encaramarse a estos restos arqueológicos.
La Guía del visitante que edita la Municipalidad de Rapa Nui explica que hay en la isla 777 Moais, 288 de los cuales fueron en su día transportados y ubicados sobre plataformas de piedra, altares funerarios llamados Ahu. En el lugar en el que se fabricaban, la cantera del volcán Rano Raraku, quedan 397. Y desperdigados por la isla, rumbo a su Ahu al que nunca llegaron, hay 92 más. Tal cantidad de piezas,a las que hay que sumar los petroglifos y Ahu, hacen que los rapa nui consideren su hogar como el museo al aire libre más grande del mundo.
Como explica Leo los primeros Moais eran pequeños, pero luego los diferentes clanes competían por hacerlos cada vez más grande. La guía referida explica que el mayor mide 21.6 m de largo y sigue adosado a la roca del que debía ser extraído. De los que se encuentran sobre un Ahu, el mayor mide 9.8 metros y pesa unas 82 toneladas. Eso equivale a siete elefantes y un par de toros grandes, así a ojo…
Leo explica el origen de los moais
Algunos de estos Moais lucen un tocado pétreo llamado pukao. El pukao se construía de escoria volcánica con un alto contenido en hierro, de ahí su color rojizo. Los pukao eran símbolos de estatus que elevaban aún más la importancia de la persona a la que se dedicaba ese Moai. Algunos de estos pukao presentan inscripciones en la piedra, petroglifos.
Resulta curioso observar que los Moais, miran hacia el interior de la isla, menos en el caso de Ahu Akivi, zona de la costa a la que se supone que llegaron desde la ancestral Hiva los primeros polinesios que acabaron formando Rapa Nui. En este caso los moais miran al mar y representan los siete exploradores que envió el rey Ariki Hotu Matu’a y que descubrieron Rapa Nui para su pueblo. Muchas de estas estatuas están además orientadas a estrellas concretas… ¿herencia de un pueblo navegante, o misterio por resolver?
No siempre los Moai estuvieron de pie. Más bien al contrario, todo o casi todos fueron tumbados en el suelo en diferentes luchas entre los clanes de la isla. Qué mayor ofensa para una familia que tus enemigos dejen la estatua que representa a tus más valiosos antepasados en el suelo.Por ejemplo, aquí tenéis Ahu Vaihú, donde los maois permanecen tumbados en el suelo y sus pukao rodaron casi hasta el mar. Ante ellos, un círculo de piedra (paina) que tenía una doble función: religiosa por un lado, y de aprendizaje por otro. Cuando alguien lograba algo extraordinario, permanecía en el interior del círculo, explicando su hazaña a los niños las veces que hicieran falta, para transmitir su conocimiento…
Es más, en algunos casos, antes de volcar al Moai los enemigos colocaban piedras en el suelo de manera que al caer la estatua, se rompiera por el cuello. Algunos de los Moais restaurados lucen esas cicatrices…
También los maremotos han tumbado los moais. Es el caso de uno de los lugares que visité, Ahu Tongariki. Esta es la plataforma funeraria más grande de la isla: cuenta con 200 metros de longitud y con 15 moais. Un maremoto derribo estas figuras de piedra y las diseminó hasta cien metros más adentro en 1960. Ahu Tongariki fue restaurada en 1995 por arqueólogos chilenos.
Un segundo punto imprescindible desde el punto de vista de los Moais es el complejo ceremonial Tahai, desde el que pude ver el eclipse de sol. Tahai es el centro religioso y político más importante de la isla. Consta de tres altares: Ahu Vai Uri, de cinco moais; Ahu Tahais, de un solo moai; y Ahu ko Te Riku, que presenta un llamativo pukao y ojos de replica de coral blanco.