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Chile: chasco en la Isla de Pascua

Desde Santiago de Chile teníamos que volar a la Polinesia, recalando en Tahití para luego llegar a la isla de Moorea. La escala era obligatoría: el aeropuerto, o más bien aeródromo de Moorea, no tiene capacidad para aviones grandes, y los vuelos internacionales aterrizan en la vecina isla de Tahití. Por eso no nos extrañó ver en los papeles que nos entregó la agencia que el vuelo desde Santiago hasta Moorea incluía una escala técnica…

No fue hasta llegar al aeropuerto de Santiago cuando nos dimos cuenta de que en realidad la mención de la escala técnica se refería a la Isla de Pascua. Ataque de decepción y de mala uva al saber que íbamos a estar en la mítica isla apenas un ratito, unos 40 minutos, y sin poder salir del aeropuerto 🙁 Mal rollito. No había opciones: en el caso de que hubiera sido posible sacrificar el vuelo desde Isla de Pascua hasta Tahíti para quedarnos en la Isla, la maniobra sólo hubiera supuesto poner en riesgo los vuelos y los hoteles del resto del viaje de la vuelta al Mundo, que apenas empezaba tras Buenos Aires y Santiago de Chile.

Nos lo tomamos con humor, nos hicimos unas fotos con el Moai de pega que tienen en la sala de espera y pensamos que tras la decepción de Buenos Aires y el chasco de Isla de Pascua ahora empezaba el viaje realmente diferente: teníamos por delante las playas polinesias, los viñedos de Nueva Zelanda, dos escalas en Australia, dos más en Thailandia, un vistazo a Hong Kong y una ruta por la India

cronicas viajeras isla de pascua

Por lo menos, el avión de LAN (un boeing 767-p) era comodísimo. Vi un par de películas, leí un rato y tuve tiempo de poner al día la moleskine que ahora voy repasando para actualizar el blog…

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Para cuando llegamos a la Isla de Pascua, llevábamos ya un total de 22 horas y media en aviones, contando desde Barcelona, y ocho horas en aeropuertos… Y prácticamente estábamos empezando nuestra Vuelta al mundo…

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