Chile: Viña del Mar y los locos
Unos vasos de chicha y un par de empanadas en Curacaví nos permitieron llegar a Valparaíso con el apetito lo suficientemente a punto como para atravesar la ciudad e ir directamente a los restaurantes a pie de playa de Viña del Mar.
Si Santiago de Chile nos pareció una ciudad desierta en plenas Fiestas Patrías, las playas de Viña del Mar estaban a rebosar de gente paseando y tomando el sol, lanzando al aire volatines (cometas, muy populares allí). Pero claro, nadie en el agua: ni la temperatura ni las olas del (poco) Pacífico invitaban al baño.
Probamos una mariscada pero para nuestra sorpresa, el marisco estaba apenas hervido y todo nos pareció bastante soso. Rosa no sugirió los «locos«, una especie de lapa de un tamaño bastante impresionante. Soy de los que gustan de probar nuevas comidas en sus viajes, y pese a que la pinta no me pareció la más sugerente, los probé aunque fuera para constatar que la textura rugosa y el escaso sabor que la imagen del loco anticipaban. Si llego a saber que la especie Concholepas Concholepas está en tan precario estado, me hubiera ahorrado el doble mal trago… A mi no me gustaron, pero menos mal que con un Pisco sagüer a mano todo pasa…
En la foto, cara a cara con un loco y sin muchas ganas de hincarle el diente…