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Buenos Aires querido: Caminito

Buenos Aires nos recibió gris. Gris en un cielo aún invernal, gris en las fachadas de los edificios, gris en el humo constante de los coches y camiones, gris en el ánimo intuido de los bonaerenses…


El primer día, la guía contratada nos llevó a lo largo de los barrios más interesantes, en un paseo de apenas tres horas que nos serviría como referencia en nuestras posteriores incursiones. También nos sirvió para desmitificar Caminito, en la Boca: seguro tuvo su encanto hace tiempo, con sus coloridas fachadas y su aire de tango, cuando debió ser el centro canalla y fiestero de la ciudad. Pero hoy ha quedado reducido a una corta callecita llena de tiendas para turistas y a rebosar de grupos de amables sableadores de visitantes.

Digo amables por que todos ellos se presentan con una cortesía inmaculada, ganas de agradar y de congeniar, para al cabo de unos minutos presentarte una causa justa y noble y acabar pidiendo tu colaboración, económica, claro. Por eso digo sableadores.

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Bomberos voluntarios que aseguran haber perdido más de 30 compañeros en un incendio forestal y explicar que no reciben ningún apoyo de las arcas del Estado (parece que me tomaron el pelo, según la página oficial). Encantadoras viejecitas que venden estampillas para ayudar a los niños afectados por el terrible mal de Chagas (vale la pena este artículo al respecto). O parejas de tango que se fotografían con los turistas, muslazo en media de rejilla incluido. Causas justas, exceptuando el último caso, por las que no está de más soltar unos pesos.

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Ese primer paseo nos llevó también a la Plaza de Mayo, repleta igualmente de amables sableadores, como luego también veremos en el cementerio. Parece obvio que en Buenos Aires, como casi en todas partes, donde hay aglomeración de turistas también se aglutinan gentes que han de buscarse la vida y/o apoyo a diversas causas, buscando en el corazón y en el monedero del turista, que al fin y al cabo, no deja de ser un afortunado de paso…

Poco encanto vimos en esta ruta inicial. Quizás finales de septiembre no es el mejor mes del año para visitar la capital Argentina, quizás la crisis económica esté haciendo estragos, quizás no supimos encontrar el lugar preciso en el momento adecuado, pero a lo largo de nuestras vistas a Buenos Aires, que iré relatando aquí, no encontramos sensaciones lo suficientemente diferentes a lo que podamos encontrar en Madrid o en Barcelona. Buenos Aires no deja de ser, arquitectonicamente hablando, una ciudad muy europea

Una anécdota antes de pasar a otro post: muy cerca de Caminito está el estadio del equipo de fútbol Boca Juniors. Nos contó el guía que el Boca Juniors empezó como un club social, y que cuando decidieron empezar con el fútbol, los socios no se ponían de acuerdo acerca de qué colores usar. Finalmente decidieron que los colores del club serían los de la bandera del primer barco que entrara en ese momento en el puerto de la Boca. Fue un barco sueco, de ahí el amarillo y el azul del Boca. Los muy futboleros querrán leer más en la versión oficial del club sobre su camiseta.

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Situación en el mapa